Tras la gran acogida de la colección FW2016 que presentamos el pasado martes, podemos parar, respirar y echar la vista atrás para analizar con perspectiva todo lo vivido aquel maravilloso 4 de octubre. Desde los preparativos en el backtage, hasta el aplauso final de todos los asistentes.
Un día que se podría resumir como el colofón final de meses de dedicación, esfuerzo, emoción y mucho mucho amor por nuestro trabajo. En primer lugar, nos gustaría daros las gracias una vez más a todas y cada una de las personas que formasteis y seguís formando parte de esta gran aventura. Gracias por todo el cariño.
Y ahora ya sí, con la resaca de felicidad aún en el cuerpo, nos hace especial ilusión compartir con todas vosotras cómo vivimos desde dentro uno de los días más significativos de nuestras vidas, tanto a nivel personal como profesional.
Un backstage repleto de nervios, ilusión y emoción
Hotel Princesa Sofía fue el escenario elegido para presentar una de las colecciones más especiales hasta el momento para Marta Rota, Andrea y Alejandra Osés. Una colección que llevaba nombre de mujer y que quiso rendir tributo a la madre de Marta: Margarita.
Desde primera hora de la mañana, el backstage de Tot-hom se empezó a llenar de todos aquellos elementos que serían imprescindibles para el desfile y de todas aquellas personas que de alguna manera jugarían un papel clave en él. Personal interno de la firma, modelos, encargados de coordinar el orden de salida, burros perfectamente ordenados con las prendas de cada una de las modelos, pizarras que recordaban a las tops cómo tienen que lucir las creaciones de las diseñadoras, un gran séquito de peluqueros y maquilladores, fotógrafos, periodistas inquietos por conseguir dos minutos gloriosos de entrevista, ayudantes de vestuario…
Y aunque pueda parecer imposible, todos formábamos parte de un backstage en el que reinaba el orden, la organización y la coordinación. Elementos fundamentales para que todo saliera rodado.
Después del fitting y el ensayo general, la tensión y los nervios empezaban a formar parte de un ambiente en el que los miedos y la euforia eran protagonistas a partes iguales.
A pocas horas de dar el pistoletazo de salida, la emoción estaba servida y todo comenzó a rodar. Los maquilladores y los peluqueros se pusieron manos a la obra en un espacio habilitado especialmente para ellos. Y una a una fueron pasando las 16 modelos que minutos más tarde pisarían oficialmente la pasarela ante la atenta mirada de nada más y nada menos que 1000 personas.
Cuando nos quisimos dar cuenta el reloj ya marcaba las 19h. Modelos preparadas, luces apagadas y… ¡adentro música! Todas las cartas estaban echadas. Lo que siguió fue un ir y venir de modelos, cambios de ropa que solamente podían durar escasos segundos y últimos retoques de peluquería entre salida y salida.
Una hora más tarde y aún con los nervios a flor de piel, el público se arrancó con un aplauso multitudinario. El mejor regalo de agradecimiento que sin duda podíamos recibir.
Como veis, y a diferencia de lo que pueda parecer, un desfile es mucho más de lo que podemos apreciar en la pasarela. Un desfile es un puzzle gigante en el que cada una de las piezas es completamente vital para que el resultado encaje a la perfección. Y vosotras sois la última pieza que completa nuestro puzzle particular. Porque solamente vosotras hacéis posible que temporada tras temporada sigamos siendo el presente de la alta costura en nuestro país. Gracias de corazón.